Fernando Queijo
Un lugar para gourmets
El lugar es muy acogedor. La comida, extraordinaria. varias mesas ofreciendo de todo un poco lo imaginable, desde parrilla hasta mariscos y pescados, junto con una variedad de postres muy variada y abundante. No es un lugar barato, pero tampoco demasiado caro. Tiene un precio fijo por persona, con derecho a comer todo lo que pueda. Las bebidas van aparte. Hay buenos vinos. El servicio es impecable. Muy atencioso. Hay mozos permanentemente rondando el salón, preocupándose de que nunca quede el plato vacío. Es necesario tener mucho cuidado, porque si uno no se contiene, arriesga quedar demasiado
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