La cueva de la Virgen del Valle
En Venezuela somos devotos. Nos gusta creer. En mi caso, tengo una fe absoluta por la Virgen del Valle, patrona del oriente del país, protectora de los pescadores. A ella le pido, desde que me acuerdo y hay muchas historias asociadas a ella, pero esta no me la esperaba. Y mucho menos el lugar.
Hay una cueva que lleva su nombre y a la que también llaman la Cueva de Vallita, por cariño. Está a mar abierto, en alguna coordenada que no me sé del Parque Nacional Mochima -ese que va desde el estado Anzoátegui al estado Sucre- pero cuya ubicación los pescadores de la zona conocen a la perfección.
Hace muchos años, cuando las lanchas de motor no existían; un grupo de pescadores estaban en su rutina de lanzar y recoger la red, a pleno mar abierto. Cuando quisieron buscar el camino de vuelta, se perdieron y no lograban ubicarse. Se hizo de noche y los pescadores estaban desesperados y perdidos. Pero, de repente, comenzaron a ver a lo lejos un punto de luz blanca que se encendía y apagaba en la espesura de la noche. Remaron y remaron para llegar a esa luz constante y brillante, sin saber hacia dónde iban.