Parador muy cómodo
En la frontera de Galicia y Portugal, en un antiguo pazo cara al río y a las afueras de la ciudad, está este parador, típico en su construcción y mantenimiento.
Personal muy amable y habitaciones amplias y cómodas. Tiene un salón precioso como zona común donde se puede disfrutar de una copa en plena tranquilidad.
Una pena que cierre un par de meses en invierno.