Pabellón de la Secesión

Estamos ante uno de esos edificios que llaman la atención sólo con verlo, que desentona con todo lo que hay a su alrededor,pero que no por eso es menos interesante y/o bonito. El pabellón de exposiciones de la secesión se construyó a finales del s. XVII y es uno de los máximos referentes del estilo modernista austríaco. El edificio es bastante simple por fuera, y sólo destaca su gran cúpula dorada formada de hojas. Se construyó así para tratar de mostrar el desacuerdo con los movimientos arquitectónicos de la época y del país, muy recargado y con demasiada ornamentación. Justo en la fachada se pueden leer las frases “A cada tiempo su arte, a cada arte su libertad” y “Primavera Sagrada”, esta última haciendo alusión a un renacer o florecer del arte.

Este gran cubo blanco, coronado por una cúpula calada, acogió en su origen las exposiciones de los secesionistas. Construido por Olbrich en 1898, según los planes de los geniales Wagner y Klimt. La divisa que adorna la fachada " A cada época su arte, al arte su libertad ", es un verdadero manifiesto contra los partidarios del Ring y del historicismo. Integran la cúpula bellotas de roble y 3.000 hojas de laurel doradas. En la época de su construcción, las malas lenguas comparaban este edificio con un Krauthappl, un repollo. En el sótano se conservan un par de fragmentos del friso de Beethoven pintado

Este edificio modernista blanco y dorado parece estar fuera de lugar en la palaciega capital de Austria. Sin embargo, es uno de las construcciones más atractivas de la ciudad, con sus muros blancos, su cúpula dorada y su decoración a base de flores, buhos y medusas.
En el interior se expone el maravillo friso que Klimt dedicó a Beethoven. Una magnífica obra que se puede entender gracias a los folletos que entregan al acceder al edificio.
La entrada es cara y es uno de los pocos lugares turísticos de Viena en los que no se puede utilizar la Vienna Pass una tarjeta turística que puede suponer

Es un edificio singular. Merece la pena contemplar el exterior. No es interesante entrar en su interior aunque el motivo sea contemplar la obra de Gustav Klint que hay en su interior. No permiten fotografiarla y además la entrada es bastante cara para solo observar el mural de Gustav Klint que se encuentra en la parte superior de una habitación.

Descubrí este palacio con gran placer. Fundado en 1897, el movimiento de Sucesión que tenia por finalidad sotener y promover nuevas orientaciones artísticas, dió al origen a la construcción de este edificio. La cúpula del palacio en hierro dorado, con ojas de laurel. Por la noche el edificio tiene una aparencia sorprendente. De hecho, me dí cuenta cuando la noche caía, que la cúpula dorada era preciosa. Este edificio es la sede del nuevo arte. Podemos leer en su fachada la siguiente inscripción. "A cada época su arte, a todo arte su libertad".

Edificio pabellón de la secesión vienesa donde Olbrich consigue una arquitectura que representa a la perfección el momento de la sociedad y cultura de la época. Vale la pena visitar el edificio, aunque no pude visitar el museo que alberga