El chocolate como experiencia religiosa
Merece la pena ir a Ocumare por muchas razones. Es un templo para los amantes del chocolate. O más bien una pequeña ermita donde invocar a las innumerables posibilidades del chocolate.
Escondido en una pequeña calle del barrio de Torneo (muy cerquita del Guadalquivir) Ocumare es, sin duda, uno de los mejores lugares donde catar, experimentar y disfrutar con el chocolate. Así, como concepto extenso. Jose, el dueño, loco soñador de este proyecto, lleva años investigando esta materia prima.
Ha viajado por los lugares donde se cultivan los mejores granos de cacao y sirve en sus elaborados platos, verdaderos manjares, explosiones de sabor para los adormecidos (o no) paladares occidentales.