Bastión de entrada a la ciudad
La verdad es que impresiona mucho entrar a Aarau por la ciudad nueva, y al pasar a la la antigua villa encontrarse con esta auténtica mole que desde 1531 se levanta sobre los restos de las antiguas murallas que protegían el burgo medieval.
Es maciza y alta, como un gigante petrificado que nos permite pasar bajo ella para ver dos de sus secretos.
Uno es el reloj de sol que está inmediatamente debajo de la esfera medieval (que desde 1532 sólo ha sido reparada dos veces, lo que demuestra que la leyenda de la relojería suiza es verdad) y que representa a varios personajes de la ciudad rodeados y custodiados por esqueletos que simbolizan la muerte, quizá recordando que todos acabamos en el mismo sitio. Está muy alto, así que sólo se aprecian las figuras si usamos el teleobjetivo de la cámara.