El amargo recuerdo
Hay que tener estómago y preparar la mente para enfrentarse a este museo. Así de claro.
Es realmente sobrecogedor el mero hecho de entrar al recinto que alberga la muestra sabiendo de antemano que se levanta donde antaño estuvo el cuartel general de las SS y la Gestapo. Parece que se respirara el horror, la muerte, el dolor.
Antes de entrar no podemos evitar recorrer los pasillos exteriores que se internan en los restos, en los cimientos de los calabozos y las salas de tortura, que recuerdan al mundo que fue aquí donde los altos mandos del gobierno nazi trazaron los planes del Holocausto, y organizaron la persecución sistemática de sus oponentes políticos, de judíos, de homosexuales y gitanos, de todo lo que les era contrario o simplemente indiferente.