La Ceuta más portuguesa
El conjunto lo forma el Foso Real con su escarpa y contra-escarpa y actualmente dos líneas de fortificaciones, la primera formada por los medio-baluartes de Santa Ana y San Pedro a finales del siglo XVII y la segunda con la contraguardia de S. Javier, el revellín de S. Ignacio y el ángulo de S. Pablo, aparte de la plaza de armas y foso seco de la Valenciana. Ejemplo de la fortificación abaluartada de la época está llamado a albergar el equipamiento museístico local, teniendo ya en él el Museo de las Murallas Reales, en el revellín de S. Ignacio.
Las defensas medievales mantenidas por los portugueses más de un siglo fueron profundamente reformadas a mediados del siglo XVI por Miguel de Arruda. Al este de La Ciudad proyectó un foso seco que separase ésta de la Almina y la protegiese de posibles desembarcos. Según Correa da Franca el foso fue abierto en 1557.Sólo por su lado norte penetraba el agua del mar sirviendo sus muros de refugio a las embarcaciones. Los baluartes de S. Juan de Dios y S. Francisco protegían sus esquinas y el de la Pólvora el centro. Las necesidades urbanísticas provocaron durante el pasado siglo su progresiva ocultación, siendo hoy nuevamente recuperada esta cesura en el tejido urbano gracias al desdoblamiento del Paseo de las Palmeras.