Un lindo recuerdo para llevar de regalo
En la acera que se encuentra entre la Avenida Viera (1849 y 1922), en clara alusión a quien fuera, el Ingeniero Civil Director General de la Prefectura de Rio de Janeiro, y Rua Joana Angélica (Abadesa del Convento de las Religiosas de Lapa y heroína en la lucha por la Independencia de Brasil) encontré andando por allí mientras espera a una amiga para ir a almorzar, una brillante, alegre y pintoresca muestra de pinturas, la mayoría de ellas puestas en bastidores de diferentes tamaños y otras en telas muy coloridas para enmarcar. Las telas pintadas estaban sujetas con piedras para que no se las llevase el viento y el resto perfectamente acomodado sobre una blanca tela colocada sobre la acera. Las había grandes y pequeñas y todas ellas muy coloridas. Los diseños que más se repetían versaban sobre el Cristo Redentor, el mar y la playa, El Cristo Redentor y los paracaidistas, El Cristo Redentor con el sol y el mismo en una noche de luna llena. Las casitas construidas en las laderas de montes y montañas, gente andando por las calles rumbo a sus casas, bailadoras de los tradicionales Bailes Cariocas para el carnaval. Veleros navegando sobre el azul del mar reflejando su figura e iluminadas luces en las orillas.