Esta es una de esas estatuas que pasan...
Esta es una de esas estatuas que pasan casi desapercibidas, como si fueran un simple adorno sobre la acera de una plaza. Está ubicada en la escalinata de acceso a la plaza Tercio de Flandes, mirando hacia el mar. En un lateral, sin una glorieta ni jardincito que la realce y con un color blanco que la enmascara en el paisaje es lógico que parezca como escondida, como colocada allí porque no sabían dónde ponerla.
Y, sin embargo, pocas cosas hay que merezcan tanto homenaje en San Fernando como el marismeño, el hombre que hizo posible la existencia de la ciudad, sin el que la población podría haber sucumbido a alguna de las hambrunas del pasado. San Fernando está rodeada de marismas y las marismas han alimentado a San Fernando cuando la necesidad ha apretado.