El genio de la Renaixença
Pocas lenguas e idiomas del mundo han sentido una necesidad tan fuerte de ensalzar su literatura como la catalana. Erigida en uno de los baluartes de su identidad nacional, varios escritores y filólogos, como Manuel Milá i Fontanals tuvieron la idea de galardonar las mejores composiciones que participaran en lo que dieron en llamar Juegos Florales. Así la Flor Natural o el premio de honor, se concedía a la mejor poesía de amor, la Rosa de Oro a la mejor poesía patriótica y la Violeta de Oro y Plata al mejor poema religioso.
En conmemoración del 50 aniversario de la restauración de los Jocs Florals, se decidió honrar la memoria del ilustre villafranqués, filólogo y teórico de la Estética Literaria Catalana, con un enorme monumento localizado en el principio de la Rambla, punto focal e inicio de todos los caminos que salen y entran a Vilafranca del Penedés.