Desde lo más alto.
Gracias a una excursión en autobús que nos sacó del atestado pueblo de Geiranger, pudimos conocer y disfrutar de varios puntos que aquellos que se quedaron en las tiendas de recuerdos jamás podrán compartir ni recordar.
Uno de ellos es el espectacular mirador de Dalsnibba, que es poco más que un apartadero en la carretera que sube trabajosamente durante 5 km desde Geiranger. Es simplemente espectacular el cambio de clima y paisaje que se produce durante ese intervalo de apenas 30 minutos, que es lo que tarda el autobús en llegar hasta el punto panorámico. Una vez allí, conviene mirar desde la plataforma aérea que parece apenas mantenerse a ferrada a la roca para ver el nevado interior del collado que conforma el inicio del fiordo y que es fuente de la nieve derretida que baja por él hasta llegar al desfiladero de Geiranger.