Para volver sin duda
En el Valle de las mil palmeras en el pueblo de Haría, justo antes del desvío hacia el mirador del Rio. Un sitio escondido pero señalizado, con un encanto especial, con una decoración acorde con el lugar, sitio tranquilo y unas vistas fantásticas.
El trato exquisito, la comida aun mejor. Destacamos la brocheta de pollo con piña, increíble. Cualquier carne a la brasa, ese día había fuera de carta secreto ibérico, no me equivoqué en pedírmelo.
Muy buena relación calidad-precio, un sitio para volver sin dudarlo.