Cristina E Lozano
Donde hay puerta, hay virgen (casi siempre)
Perderse sin prisa por las callecitas de Sliema es un placer. Los edificios decadentes que conservan destellos de remoto esplendor, las tiendecitas de frutas y verduras exhibiendo la mercancía en su exterior, y las vírgenes. ¡Las vírgenes que están por todas partes!
Donde hay una puerta, ahí hay virgen. Vale, no siempre, pero muchas veces si. Y es que no sé por qué razón, los habitantes de esta ciudad, igual que los de St Julians y los de Valletta misma, gustan mucho de adornar sus entradas con imagen de María, madre de Jesús, en sus diferentes formas. Las hay niñas, las hay madres, las hay con el niño en brazos y, a veces, acompañada del peque y San José.
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