Visitamos Libia en Agosto de 2010, y nos sorprendió que una población poseedora de un país con tanta riqueza estuviera desposeída de casi todo. Disfrutar de su arqueología, de su desierto, de sus costas, de su clima está a tan sólo tres horas de vuelo desde España. Un lujo a nuestro alcance.
El pasado verano tuve la oportunidad, casi con toda seguridad única, de visitar la ciudad de Trípoli, capital de Libia. No son muchos los turistas que tienen ocasión de pasear por la Plaza Verde o por el Zoco de una ciudad desconocida para la gran mayoría. Lo más sorprendente es el contraste que existe entre Trípoli y otras ciudades musulmanas o del Magreb, como Túnez o Marrakech. Aquí no hay que regatear para comprar, simplemente compras si te gusta y si preguntas el precio nadie te acosa ni te agobia. Son personas hospitalarias y amables. Cuando estuve hacía un calor endiablado, con más de 40 grados a la sombra.