Lago Houhai

Cuando llegué a Pekín o Beijing ("capital del norte" en chino) me imaginaba un ciudad milenaria, con grandes monumentos y barrios históricos junto a zonas más modernas.

La realidad es que apenas hay lugares históricos fuera de los monumentos más conocidos (Ciudad Prohibida, Templo del Cielo, el Palacion de Verano, etc.). La mayoría de los barrios está compuesta de tropecientos edificios altos de pisos u oficinas a cuál más alto y más gris.

Menos mal que ahí estaba Houhai, unos lagos al norte de la ciudad. Lo mejor es ir entre semana, cuando no hay tanta gente y disfrutar de la puesta de sol en las terrazas de los cafés y bares que lo rodean.

Cuando estuve por Beijing salimos a caminar por la noche porque habíamos visto en el mapa que cerca de nuestro hotel había unos lagos, así que nos dirigimos hacia ellos. Lo que en el mapa eran 3-4 calles, nos costó casi 1 hora llegar hasta ellos, porque las manzanas allí son enormes (las calles, no las frutas). Una vez allí, entramos en un Hu-Tong, que son barrios antiguos con casas pequeñas y antiguas, muy poco iluminados y con un ligero aspecto de guetto. Cruzamos por las oscuras calles y acabamos en un lago de enormes dimensiones, conectado con otros 2 lagos, por los que navegaban barcos y patines de agua.

Nosotras fuimos en febrero y tuvimos la suerte de presenciar una relajada tarde de amantes del patinaje que aprovechaban que aún quedaba algunas partes congeladas. Patines, sillas al suelo y...¡a patinar!

Se llega desde la estación de metro de Shichahai salida A2 y pasando por el moderno Hutong de Yandai Byway llegamos a este tranquilo lago, separado del ruido y el ajetreo de la zona comercial.