Llegamos al atardecer pero eso no fue un inconveniente para darnos un buen chapuzón
El lago Bohinj, de origen glaciar y encajonado entre montañas, es el más grande de Eslovenia y mucho menos turístico que el de su vecino Bled.
Llegamos al atardecer pero eso no fue un inconveniente para darnos un buen chapuzón.
Si bien el agua estaba algo fresquita, a nosotros nos sentó de maravilla después de todo el largo día en el coche.
Hay que decir que el lago está ubicado en un entorno bastante salvaje sin apenas edificaciones en las orillas, salvo alguna que otra cabaña o camping.
La única edificación que se salta la norma es la pintoresca Iglesia de San Marco, del siglo XV y que pone el broche de oro a la panorámica perfecta.