Ver caer el sol desde esa terraza con forma de barco a modo de Titanic, tomandote una cañita en lo alto es una de las cosas que no se pueden dejar de hacer en Santoña, que vistas!!
Sitio ideal para tomar un café, disfrutar de las vistas y, por supuesto, buen restaurante para comer, sobre todo pescados del cantábrico. Buen servicio, aunque un poco lento. No pedimos la ensalada ni las albóndigas de jibias, nos quedamos con ganas. Pero probamos las croquetas, ricas pero no para tanto, la cazuela de bonito y el xargo a la plancha. De postre unas ricas trufas.
Un restaurante muy romántico. Un sitio muy bonito, con buenas vistas y rico marisco...
