Para ponerse las botas
Es chocante que en 1997, una familia alicantina se plantease la expansión de su bar de tapas mediante establecimientos franquiciados de su negocio, y que resultase tan novedoso.
La especialidad del establecimiento son las tablas, que pueden ser de lo más variadas y lo mínimo, para dos personas. Las hay de carne, de pescado, de montaditos, mezcladas, etc etc
Su ubicación, en pleno paseo marítimo de Altea.
Por 18 euros tienes un menú con dos primeros, y uno de los dos segundos a elegir puede ser la tabla que quieras.
Ya puedes ir con hambre, el menú es espectacular!!! La ensalada fantástica; aceptable, aunque sosa, la berenjena rebozada y frita con miel de caña, y el postre bien preparado y delicioso.