El mar, la tierra y el aire.
Southland es el nombre de esta región de la Isla Sur, inexplorada e injustamente olvidada, tranquila y casi desértica, llena de belleza y de paisajes que parecen salidos de un sueño.
Quizá algún que otro viajero haya pasado por los Catlins, o al menos oído hablar de ellos. Si es así recordará siempre los hermosos rincones, el color de la arena, la inmensidad del mar y los verdes prados que casi tocan el agua.
Viniendo del norte, las calas de arenas doradas y suaves olas se suceden sin parar, separadas por islotes o lenguas de roca que albergan pequeñas casas reconvertidas en lodges, diminutas granjas o huertos donde la naturaleza es generosa con quien sabe cultivarla. Desde hace años la carretera que bordea el mar se ha convertido en lo que los anglosajones llaman Scenic Route, que viene a ser algo así como una ruta escénica que nos regala lo mejor de la zona y que casi debe ser de visita obligada.