Historia, gastronomía, naturaleza…
El edificio que alberga la casa rural La Muralla de Ledesma se remonta al siglo XII. Aunque en sus orígenes comenzó siendo una clerecía, actualmente la casa actual no tiene aspecto de convento, pues a lo largo de los siglos ha sufrido distintas remodelaciones y diferentes usos. La última remodelación (muy exhaustiva, por cierto) la llevaron a cabo Pepe y Tere, sus propietarios, para embarcarse en el maravilloso proyecto de regentar un alojamiento rural.
Este matrimonio son unos perfectos anfitriones y son tan cercanos, que te hacen sentir como si estuvieses pasando unos días en casa de unos familiares (aún recuerdo aquella charla junto a la chimenea mientras comíamos higos y nueces). Además ofrecen (en este caso Tere) una maravillosa comida casera de recetas tradicionales de la tierra (¡cómo estaban esas patatas meneás... Ricas, ricas!).