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Sorprendente
Rincón escondido, pero céntrico, en la calle Moratín te encuentras con un sitio pequeño pero q ofrece lo más grande. Al frente Rafa Bellido que junto a Consuelo nos han hecho sentir clientes habituales desde el primer momento, a esto le añades tapas originales, divertidas y exquisitas, las renuevan continuamente. Lo recomiendo, y si además te gusta el vino tienen una magnifica bodega