La Catedral de San Pedro y San Pablo

Nada más verla, aparte de los nervios de la emoción por ver las tumbas de los Zares, me recordó a un navío del siglo XVIII: la alta pared del altar, una popa, la empinada aguja, un mástil.
Ya más cerca, pude comprobar lo que de ella dicen los libros, como el hecho de que no es nada usual para el campanario de un edificio eclesiástico ortodoxo la presencia de un reloj en la torre con carrillón. La altura de este campanario, junto con la aguja dorada y la figura del ángel, patrono de la ciudad, es de 122,5 metros. En aquella época, por supuesto, era la edificación más alta de Rusia. Pedro I pagó por el carrillón, en Amsterdam 45 mil rublos, lo que era una cantidad inmensa en aquel momento.

Con mas de 64.000 habitantes, la población de Peterhof es muy conocida por sus preciosos palacios y sus fuentes, conocidas también como el Versalles ruso, alberga gran cantidad de palacetes y jardines, una mini ciudad construida por Pedro el Grande; pero esta población tiene también fuera de este recinto, una preciosa catedral, en tonos marrones y anaranjados, la encontramos de camino al palacio y es sin duda una preciosidad.

También es interesante en la Fortaleza:
- El museo de la cárcel política más cruel de Rusia.
- La capilla funeraria de los Grandes Principes y la exposición dedicada a la dinastía de los Romanos.
- Dar un paseo por el territorio de la Fortaleza para ver la Casita de la Barca, la Casa de Moneda, monumento a Pedro el Grande, las puertas de Neva /o de muerte/.
- Pasear por el muro de la Fortaleza para apreciar el panorama expléndido arquitectónico de

Estuve en Peterhof (cerca de San Petersburgo, Rusia) en Junio. Y es la mejor época, porque con las llamadas "noches blancas" los atardeceres duran horas y horas. ¡El sueño de cualquier fotógrafo!