De la nada al erotismo
Tras un largo y sucio trayecto desde Benarés, se abre camino Khajuraho. Cierto es que hay que buscarla porque no todos los caminos llevan hasta aquí, pero todo el que quiere conocer lo más destacado del norte de la India sabe que tiene que visitarla. Es una ciudad pequeña, con tantos habitantes como tienen ciudades de importancia de un país europeo, y donde no viven ajenos al exterior. Sus templos, plagados de sugerentes figuras de parejas disfrutando de sus cuerpos atraen a los turistas y a los lugareños que, como podía ser de otra forma, se aprovechan con picardía. Pero a pesar de la marea de cazaturistas que ronda a los extranjeros, este lugar, como ocurre con otros lugares del país, posee una atracción magnética y enigmática, que despierta en el viajero sentimientos encontrados.