Mítico, ansiado, soñado.
Mítico, ansiado, soñado. Llegué a Kathmandu en bus desde Pokhara, luego de un apasionante trek de cuatro días por el Annapurna. Hacía ya dos meses que viajaba con mi mochila a cuestas. Había recorrido el norte de la India, y a pesar de que todo el viaje había sido increíble, había dejado la capital de Nepal para el final. Como el postre, como ese pedacito de chocolate que reservamos en la mochila para endulzar la boca, como esa copa de buen vino para el final de fiesta.