Jardines Victoria
Recuerdo que había una veredita por la que bajábamos por el barranco desde el instituto para comprar chucherías en el estanco de Anita, en la Plaza del Quiosco. Cada vez que bajaba me quedaba mirando "la tumba", que así llamábamos al mausoleo que en esos años se encontraba semioculto entre zarzas y matorrales, junto con los recuerdos de los villeros. Afortunadamente, alguna mente preclara, decidió devolverlo al mundo, no sin ánimo de crear un espacio de visita más que sumar a los muchos que tiene la Villa. La restauración ha tenido sus pros y contras. Por un lado ha devuelto el brillo y el espledor al Mausoleo y a la cripta que está imediatamente debajo de él, los jardines gozan de un cuidado contínuo y el espacio es realmente amplio y con vistas inigualables del mar y del Valle.