Bunyola
A mitad de camino entre Palma y Sóller se encuentran estos jardines, delicia de la jardinería por varios motivos. En primer lugar, el agua ornamental acompaña al paseante durante todo el recorrido.
Imagen palpable de la herencia árabe, un maravilloso aljibe reparte el agua por los distintos espacios, destacando un capricho de juego de surtidores de agua que forma una serie de arcos bajo una pérgola. Pero no sólo el agua es protagonista en los jardines de esta possessió mallorquina, propiedad de la familia Zaforteza. Los centenarios ejemplares de glicinia (Wisteria sinensis), de troncos retorcidos, cobran un papel destacado, introduciendo un toque casi barroco y monumental al ajardinamiento.