Manuel Cotrina
Un día verdaderamente inolvidable
Tras visitar los viñedos donde se cría el Prosecco llegamos a este molino del siglo XVII que, tras ser restaurado, aún muele la harina aprovechando las aguas de un río límpido lleno de truchas. Lo mejor del día fue volver a estar con los viejos amigos, visitar sus lugares favoritos y escuchar sus anécdotas, nada como recorrer un lugar con una persona enamorada de su tierra. Y para comer, la zona está plagada de asadores estupendos. Lo dicho, una jornada inolvidable.