A la sombra de Santa Ana
Justamente detrás de la famosa iglesia de Santa Ana se encuentra la iglesia de San Bernardino, y aunque al principio el conjunto puede parecer todo uno la verdad es que son dos iglesias diferentes unidas por el mismo patio. San Bernardino tiene que llevar la carga de ser “la hermana fea” de Santa Ana, una de las iglesias más bonitas de Vilnius y la que se lleva toda la fama, pero no por ello esta iglesia desmerece en absoluto.
De hecho, la iglesia de San Francisco y San Bernardino (si, en realidad esta iglesia está hecha en honor a dos santos) es una de las iglesias góticas de mayor tamaño de toda Lituania. Su fachada, al igual que la de Santa Ana, está hecha en mayor medida por el tan carismático ladrillo rojo, un elemento muy característico de las construcciones de los países bálticos. De su fachada destacan sus grandes ventanales, y dentro, sus sillares de madera. Llama la atención, en cambio, sus planas paredes, blancas, y sin tan apenas decoración.