La Iglesia entre colosos
En un principio no fue más que una pequeña iglesia parroquial, hasta que en 1697, el rey Guillermo III, acérrimo defensor y devoto de la fe anglicana decidió que ya era hora de dar a la ciudad un gran templo donde desarrollar plenamente las enseñanzas que con tanto brío deseaba extender por el territorio americano.
Así, la enorme extensión de terreno con que fue dotada en lo que hoy es Lower Manhattan hizo que fuera la iglesia más rica y prestigiosa del país durante todo el siglo XVIII.
El de hoy, es el tercer templo que se levanta en esa tierra sagrada y se erige, precioso y espectacular entre los grandes colosos de la arquitectura moderna desde 1846 en un fabuloso estilo neogótico norteamericano, que sentó las bases para otras construcciones que verían la luz en años posteriores por todo el país. Ahora es difícil imaginar cómo sería el panorama desde sus 84 metros de altura, cuando era el edificio más alto de la ciudad y a su alrededor había poco más que tierra baldía y un par de edificios de tres o cuatro plantas.