Como en casa
Lo mejor de que un hotel no tenga grandes lujos es que le permite a uno más fácilmente sentirse como en casa. Sencillo, agradable y acogedor, así es este céntrico establecimiento que dispone de todo lo necesario para disfrutar de un fin de semana de paz, tranquilidad, y tapas pues está situado frente a un agradable pinar pero al mismo tiempo muy cerca de la cona de tapeo y fiesta de la ciudad (se puede ir a pie).
La suit cuenta con dos camitas muy cómodas, dos terrazas enormes, y una salita de lo más mona con tele, minibar y kettle para hacerte un te. El desayuno es tipo buffet y no está mal (aunque podría tener más variedad, ¡por pedir que no quede!).