BAÑO CON SHIVA EN EL RIO RAPTI.
Medio día. Volvíamos de nuestro primer safari del día a lomos de Shiva; una delicada elefanta conducida por su joven “mahout”, Ramesh. Shiva es un ser entrañable que nos dió, en apenas tres horas, sobradas muestras de su inteligencia. Recién iniciado el safari, a tan solo un centenar de metros, Shiva, con su frente apoyada en la corteza de uno de los esbeltos árboles que emergía de la marisma se negó a proseguir. Ramish insistió con golpes de su bastón metálico entre sus orejas, pero Shiva, impasible, se negó a proseguir. Ramish, profiriendo toda suerte de exclamaciones indescriptibles insistió nuevamente, pero Shiva, impertérrita ante el castigo se negó a proseguir, barritando. Entonces Ramish se dirigió a nosotros: “Me está diciendo que tenemos el peso mal distribuido, tenéis que cambiar vuestras posiciones y repartir mejor vuestros pesos”. Pocas veces me he sentido tan seguro, en un territorio ajeno, como a partir de ese momento a lomos de Shiva.