Satisfactorio
En este hotel, regentado por un hermano y una hermana, el trato es familiar, cercano y amable. La comida es excelente. En sus menús abundan platos y recetas de la tierra, de la comarca y del pueblo, algunas de ellas, realmente espectaculares (croquetas de cocido que quitan hasta el hipo, milhojas de jamón, arroz meloso con bogavante, exquisito..!!), y algún que otro plato, del que ahora mismo no recuerdo su nombre, son dignos de alabar. Habitaciones limpias y acogedoras con vistas espectaculares a la gran muralla que rodea Morella y a tan sólo 50 metros de la espectacular Puerta de San Mateo.
Muy, muy recomendable.