Bien en general
El hotel está situado en el paseo marítimo de Quarteira aunque la entrada principal del hotel está en una calle paralela. Al llegar al hotel da muy mala impresión porque la fachada es antigua y está un poco descuidada, pero una vez que entras te llevas una sorpresa ya que el hotel está completamente remodelado.
La habitación es pequeñita pero acogedora. No disponía de minibar.
El baño es moderno y nuevo pero no había nada de aseo personal, solo un par de sobres de champú, un par de pastillas de jabón y gorro de ducha.
La zona de piscina es pequeña y tiene pocas tumbonas.
En la habitación entraba el desayuno que era una americanada total! No había bollería.