Precioso hotel rural
Este alojamiento te enamora según entras y tardas poco en sentirte como en casa. No en vano tiene un montón de espacios comunes en los que estar además de en la habitación, y se puede estar tranquilamente en el salón o en alguno de los balcones con preciosas vistas sobre el centro del maravilloso Albarracín. Además cuenta con un restaurente fenomenal y un desayuno bastante completo (con croissants recién hechos... ñam ñam). Realmente una opción perfecta para alojarse y poder visitar este pueblo.