Pequeño hotel peculiar no, lo siguiente
Este pequeño hotel-hostel-motel es digno de ver. Sus paredes de la recepción y salón-comedor están repletas de imágenes en blanco y negro, de fotos firmadas en ruso y en alemán. Su decoración data como poco de 40 años atrás, da la sensación de ser un establecimiento atrapado en el tiempo.
Mi habitación doble estaba bien y tenía baño privado. Era amplia y muy calentita. Ahora, el WIFI me iba fatal aunque cierto es que hay conexión gratuita y que en otros puntos del complejo si que funciona bien. No te pierdas la pequeña iglesia ortodoxa del patio. Ni las Biblias que hay por todos lados. Ni las esculturas. Ni los cuadros (¡qué cuadros!). Ni la mujer planchando del recibidor (aunque supongo que no esté allí con la plancha las 24 horas del día).