Impecable
Pocas veces se tiene una experiencia de servicio tan impecable como en el hotel Adlon. Parece increíble como han sido capaces de recuperar el espíritu y la leyenda de este hotel después de su total desaparición al quedar en el Berlín este durante la guerra fría. Cuando uno entra en el vestíbulo se siente de nuevo en la película "Gran Hotel" y "ves" a Greta Garbo con su Martini Cocktail en la mano recostada en un sofá (por su puesto te lo siguen ofreciendo como una d ellas muchas señas de identidad d ella casa. Me impresionó el que la mano enguatada que abrió la puerta del coche en el que llegamos del aeropuerto me saludara por mi nombre; la eficacia del conserje para conseguirte todo tipo de entradas para cualquier cosa en plazos increíbles y mil detalles mas.