ありがとう 正樹さ (Gracias, Masaki)
Masaki-san, el dueño de este albergue, es su razón de ser. Teneís que conocerlo, dispuesto a ayudarte, a contarte la historia del espacio y a compartir contigo la botellita de sake que le trae su vecino para acompañar a la cena.
El albergue es pequeño y tranquilo, cabrán unas quince personas como mucho, está cerca de la estación y delante de un pequeño canal donde corre el agua y una calle en la que no hay tráfico.
Masaki me recibió con una propuesta curiosa: Iban a juntar cañas abiertas por la mitad, e iban a tirar noodles por ellas (cual canalón) para comer varios a lo largo de las cañas. Además, lo iban a retransmitir por internet. Bien, eso es la experiencia Guest House Pongyi. Conocer al dueño, a sus amigos y compartir comida, charla y actividades con ellos. A veces habían más amigos que huéspedes en la casa, pero siempre podías elegir entre estar con ellos o sólo.