Grand Hotel

Este hotel es un oasis entre el caos, tumulto, bocinas y remolinos de la ciudad de Amritsar, en Punjab al noroeste de India. Incluso yo creo que la mejor manera de administrar los primeros días de estadía en esta ciudad – hasta lograr ‘aclimatarse (si es posible)- es manejarse entre el Grand Hotel y el Templo Dorado como capsulas donde uno recupera el bienestar que puede llegar a ser devorado en el camino entre una y otra ‘capsula’. Espero que de esta manera se entienda lo importante y lo bien acogida que fui por el Grand Hotel, y el excelente servicio que brindan. Siempre servido y recibido a través de una adorable (fina) capa de polvo, o entre estornudos estruendorosos o sonidos del personal de lo mas encantador y gracioso.

Entre los mil desafíos que supone viajar por la India, el de encontrar un alojamiento decente, con las comodidades básicas (digamos ducha de agua caliente, camas confortables, sábanas y toallas limpias...) suele ser tarea ardua.
Si dejamos de lado los hoteles muy lujosos, ésos que yo no estoy dispuesta a pagar, las sorpresas que uno se lleva son grandes y descorazonadoras. Este motivo hace que cuando encuentro un hotel medianamente digno, lo aprecio y lo recomiendo como si fuera un Parador.
Comparado con otros hoteles de su categoría, el Grand Hotel de Amritsar se lleva los premios. Primero: Las habitaciones están lo suficientemente apartadas de la calle como para quedar aisladas del ruido. Segundo, el agua caliente sale a raudales de sus duchas. Tercero, las habitaciones están bastante limpias, tienen ventilador de techo y/o aire acondicionado. Cuarto: El Grand Hotel tiene una terraza mirando a un tranquilo jardín donde se sirven excelentes comidas y... Cerveza. A todo esto hay que sumarle su precio asequible, la posibilidad de conexión wi-fi y la amabilidad y solicitud de sus empleados.