Una donación de Diego y Frida al pueblo mexicano
No, no has entrado en la dimensión desconocida, simplemente entraste a la dimensión del capricho de Diego Rivera (1886-1957), el famoso muralista mexicano, quien construyó esta maravillosa anomalía arquitectónica inspirada en lo prehispánico –pero así, en lo general: cualquier maya o azteca que mirara este edificio le parecería tan maya o azteca como Disneylandia–.
Construida en su totalidad de piedra volcánica, tiene las ventanas cubiertas de alabastro y más recovecos y escalinatas en su interior que el templo a una diabólica deidad mesoamericana en una película de El Santo. Por todo lo anterior, es un magnífico paseo. Incluso por el hecho de que a pesar de estar rodeado de ciudad por todas partes, se encuentra prácticamente lejos de todo y llegar ahí ya es en sí mismo una odisea.