Excelente rincón para comer bien y tomar unos buenos vinos
Un pequeño local muy acogedor en el que casi todo llama la atención. Todas las mesas y las sillas son diferentes y hay toques muy originales que no hacen nada aburrido el tiempo que pases alli. El local está regentado por dos chicos que nos ofrecieron un trato muy amistoso y afable en todo momento. Ambos están en la escuela de hostelería y ponen mucho énfasis en las comidas que preparan. Nosotros comimos probolone para empezar, después 1/2 quiché de jamón y champiñones (y algo más), sartén de secreto ibérico con patatas con un toque de... creo que era ciruela. Muy muy rico!! y de postre queso con membrillo de manzana.