Tengo tantas cosas que preguntarte,...
Tengo tantas cosas que preguntarte, tanto que responder. Nos encontramos frente al mar, en un Mac Donald. Lo siento, pude usar una licencia poética, hablar de aquella cafetería elegante y antigua... Pero era un MacDonald en pleno paseo marítimo. Nos sentamos. Me cuentas cómo te va. Te miro y apenas reconozco a quienes fuimos.
Te regalo un submarino. Me dices. Y yo lo quiero. Lo quiero para zambullirme en lo que realmente estás pensando ahora que me tienes delante tras siglos de ausencia.
Pero te levantas y abandonamos no aquel café bohemio, sino el refresco gaseoso y encartonado, para acercarnos, un poco más allá, a un submarino de verdad.