Seguro que vuelves.
El Catalín es uno de los fijos en la comarca de la sidra. Entre Villaviciosa y Tazones, pasada la Atalaya, según comienza la bajada a mano derecha, un cartel un tanto escondido te indica que has llegado.
Ha pasado mucho tiempo desde la primera vez, pero siempre es distinto. Te reciben con los brazos abiertos, como si fuera el primer día. Con la misma amabilidad, la misma sonrisa y una cocina que no necesita de estrellas. Pasará el tiempo y te acordarás del arroz con almejas, de las enormes ensaladas, del marisco y de la inevitable sidra destrozada por el borde del vaso y volverás, porque lo hacen para ti. Y eso se nota. Un lugar para disfrutar del tiempo y de la comida. Sin agobios. Irán cayendo una tras otra las botellas de sidra, ahora hablando con tu pareja, luego con la camarera y al final con los de la mesa de al lado. ¡qué más da!. Es entonces cuando te das cuenta que ya tienes carnet del Catalín. Eres uno más de este fenomenal equipo.