Roberto Gonzalez
La puerta a otro mundo
Dejando atrás la desoladora campiña de Öxl, hogar de Axlar el asesino, continuamos por la misma carretera para acercarnos a los fiordos del oeste.
En mitad del camino, debemos parar en seco. Varios coches se desvían delante de nosotros y suben hacia la montaña, siguiendo un irregular camino de grava. los seguimos hasta que se detienen y lo mismo hacemos nosotros. Al mirar al frente descubrimos lo que los ha traído hasta aquí y que ahora también nos hipnotiza a nosotros.
Cortado a tajo en la montaña, como si un hacha gigantesca hubiera hendido la impresionante ladera, se encuentra el cañón de Raudfeldar.
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