Carlos Cruz González
Un pueblo sorpresa
Junto a Cañaveral, a unos tres o cuatro kilómetros, escondidito, se encuentra El Arquillo, un pequeño pueblo que parece sacado de otro tiempo.
Una decena de casas, cuatro o cinco calles, una iglesia y un arroyuelo dan forma al pueblo, donde la piedra y los suelos de gorrones se hacen con el protagonismo.
Un rincón lleno de encanto, en fin, y que resulta una agradable sorpresa para el viajero que se acerca en un ratito de tranquilidad.