ANADEL
Muy recomendable
El vuelo era de noche, llegamos con el tiempo justo para dejar las maletas en el cercano hotel Real y cenar algo.
En el hotel a las once ya no era posible tomar nada caliente, con lo que nos aventuramos en el Sardinero, y a la primera caímos en esta calle con tres o cuatro sitios abiertos.
En el norte no te equivocas, o es muy difícil hacerlo, qué buenas croquetas, gambas a la gabardina, rabas, ¡y todo!.
Servicio amable, y un local desenfadado que sirve también para tomar hamburguesas o una copa.
Lo recomiendo.
+4