Eclipsado por la belleza del lugar.
Habíamos oído hablar de este lugar, por lo que decidimos recopilar el máximo de información y una vez obtenida nos decidimos por hacer una visita.
El lugar esta situado a unos 300 km al sur del Cairo, por lo que se hace necesario un madrugón, y desayunar bien.
La excursión la contratamos vía internet a una agencia local de El Cairo, les indicamos el hotel donde nos debían venir a recoger, se presentaron puntualmente, y procedimos al viaje.
El viaje lo realizamos acompañados por dos conductores, y el guía acompañante de habla española, el cual nos iba informando de los lugares por donde pasábamos, y su historia local. Durante el trayecto paramos a tomar algún refrigerio, recoger provisiones para la cena,- la cual la íbamos hacer en medio del desierto- pedir permisos de entrada a la policía y el ejercito para que en todo momento pudiésemos estar localizados. Aquí cambiamos la furgoneta con AC por un todo terreno y un conductor beduino conocedor de cualquier rincón que visitaríamos, adema era también el que iba a prepara la cena y el desayuno, todo un profesional. Adquirimos bebidas frías y lo más importante, madera que utilizaríamos para poder hacer el fuego en medio del desierto, siendo acompañados por millones y millones de estrellas, que llenaban todo el firmamento, jamás había visto tantas juntas.