¡Lucha entre dos titanes!
En mi visita a Oporto (Portugal) desde el Hostal contemplaba cada día la desembocadura del Duero y pensé que no podía abandonar la Ciudad sin acercarme hasta allí. Fue un paseo agradable en paralelo al río, acompañada de las gaviotas que andan siempre revoloteando en su margen. El Duero abraza al Océano Atlántico con furia y efusión, hasta tal extremo que las olas se confunden con las nubes. Ofrece unas bellas imágenes. El día que fue amaneció lluvioso y me han comentado que en días soleados al atardecer las imágenes también son hermosas.
Si estáis por la zona podéis llegar andando o bien coger