Un pueblo en el que parece haberse...
Un pueblo en el que parece haberse detenido el tiempo.
Calles con suelo de adoquines, estrechas y empinadas, con casitas de fachadas de colores, realmente parece que estés en un cuento.
Además, a la entrada de Culross, podemos encontrar las ruinas de la abadía, un lugar solitario en el que no nos encontramos a nadie durante la hora y media que duró nuestro improvisado picnic.
Lo que más me impactó .. su silencio, su soledad, y la sensación de atemporalidad en la que te ves envuelto.