Cueva Tham Phu Kham

Se trata de una de las cuevas más interesantes y misteriosas que conocimos en todo el sudeste asiático. En las inmediaciones de Vang Vieng, en el centro de Laos, hay una cueva para nada habilitada para el turista, lo cual lo convierte en un lugar mucho más atractivo. No hay iluminación, no hay escaleras y es tan fácil caerse, como que vimos a varios turistas resbalarse con las rocas llenas de verdina y agua estancada.

Lo mágico del lugar, además de tener un buda recostado en un lugar lleno de claroscuros muy impactante, es adentrarse con alguna linterna (o luz de móvil) por los recovecos de esta cueva, hasta que la valentía de cada uno diga basta.

¡Esta cueva es gigante! Para llegar hasta ella habrá que tragar polvo y subir unas cuantas escaleras. Nadie dijo que fuera fácil. Una vez dentro, habrá otras escaleras que desciendan y te conduzcan al interior. Allí, se podrá caminar/escalar durante un buen rato para poder ver la cueva entera. Un buda reclinado ocupa el lugar más privilegiado, siendo iluminado por la luz del sol que entra desde el exterior.

Hay que tener cuidado con los agujeros no señalizados. Adentrase en ellos es toda una aventura, pero hay que estar preparados para ese pequeño momento de nervios y adrenalina en el que dudas si podrás salir de ahí.